domingo, 8 de febrero de 2009

"Los Refranes"

Mabel Aladro Ruiz



El refrán: comunicador por excelencia


A la memoria de mi abuela, quien siempre supo y me enseñó que:
“La zorra cuando camina
con anhelo va mirando
el rabo que a otro le cuelga
y no el que le va colgando”.



No es mi intención, en modo alguno, realizar un estudio gramatical, etimológico o filológico de la palabra refrán, sino proponer un acercamiento reflexivo desde otro punto de vista, a partir de lo que encierran, de las enseñanzas que pueden transmitir como vehículo de comunicación intergeneracional, de la sabiduría que guardan y de lo valioso que resultan para la cultura popular tradicional y para el trabajo social.

La palabra refrán, según Federico Carlos Sáinz de Robles: “Es un dicho breve, sentencioso y popular, conocido y admitido comúnmente”.(1)

Sin embargo, en su análisis afirma que existen diversos vocablos
que también expresan dichos, como son: el adagio, el proverbio, la proposición, el aforismo, la máxima y el apotegma, pero todos, y este es nuestro fundamental principio, coincidente con el autor, de una u otra manera expresan sentencia, juicio agudo y por qué no sentido de la vida, formas de conductas y poseen algunos de ellos, un cierto significado histórico,
Han sido muchos los escritores que a lo largo de todos los tiempos han opinado y le han dado una definición al refrán. Por ejemplo el humanista Juan de Valdés los denominó como: “dichos vulgares
los más de ellos, nacidos y criados entre viejas, tras el fuego, hilando sus ruecas”.(2)





A propósito de esta cuestión tenemos la opinión de Cejador:



En los refranes como en toda obra popular se barajan tan hondamente el fondo y la forma, que hacen un todo, inconscientemente nacido del pueblo: así pertenecen tanto a la filosofía como a la literatura [....] Si en su forma no hubiera brotado bello el modo de expresar el pensamiento, no hubiera corrido como refrán, pues cabalmente se repite y corre como tal el pensamiento que ha hallado su bien entallada expresión; y una expresión por bella que parezca, no corre como refrán si no entraña un pensamiento digno de retenerse por su provecho común. (3)


Como puede observarse ambos coinciden en que es una voz popular, que parte de las costumbres, de las formas de actuar y de las abuelas, que al paso del tiempo se van quedando y transmitiendo de generación en generación para formar parte de la literatura y la filosofía.


Indudablemente es una forma de arte popular que, a través, de la palabra y el papel llegan para quedarse a constituir las tradiciones de un pueblo, región o ciudad y hasta de una época, e incluso, muchos corren por el mundo sin saber cuándo, cómo y dónde surgieron, pero lo cierto es, que la
mayoría de ellos poseen una sabiduría especial, una certeza casi exacta y una vigencia incalculable.


Cuando oigo hablar de refranes, me vienen a la memoria los recuerdos de mi niñez, cuando mi abuela, y tío abuelo, oriundos de la región central del país, los repetían y casi respondían a una pregunta con algunos de estos dichos que se grabaron en mí para siempre y que hoy día en todo momento los saco a colación, ya sea en una reunión familiar o de trabajo, en un intercambio muy serio, en una opinión que me pidan y hasta en un ejercicio pedagógico. Por ello comparto el criterio de Federico Carlos Sáinz de Robles:


Los refranes son para el ingenio como el pincel para el pintor: instrumento con el que se puede copiar la Naturaleza bajo todos sus aspectos; de una manera concreta y decisiva, por no sustraerse nada a su jurisdicción, en los trances de la Vida en que hay que defender y autorizar un principio, nos presta un inigualable servicio. (4)


En nuestro idioma el refrán posee antecedentes obligatorios en las obras literarias de gran connotación universal de todos los tiempos, han estado y estarán presentes los dichos y los refranes. Obligatorio resulta citar, entonces, a Miguel de Cervantes y Saavedra, con su paradigmático “El
ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”, cuando se refiere a las palabras que Don Quijote dice a Sancho, y que aseveran mis motivaciones y puntos de vista:


– Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero; porque todos son sentencias sacadas de la misma experiencia, madre de las ciencias todas, especialmente aquel que dice: Donde una puerta se cierra, otra se abre. (5)


No quisiera alejarme de esta obra sin antes comentar algunas apreciaciones que ofrece Beatriz Maggi, sobre el decir de este personaje:


(...) el refrán es fórmula por excelencia de afirmación del paso de Sancho por su vida de aldea: es rasgo indeleble de estatismo [....], en su simplicidad y su modestia, abdicar del razonamiento en pos de una eficacia argumentativa mayor y se produce un gracioso contraste con su otra prosa [....], suministra suficiente amenidad [....], para dar paso al refrán y dejar que este hable por él. (6)


También esta autora refiriéndose a cómo se manifiesta el refrán hace un comentario que es interesante destacar:


El refrán procede por acumulación y sedimentación de experiencias consabidas, unánimes y anónimas, ya sean universales, nacionales, regionales, pero siempre de despótico cumplimiento. Enuncia con aplomo lo que ha venido sucediendo imperturbablemente desde tiempos sin memoria; lo que sucedió ayer y hoy, lo que acaecerá mañana y, supuestamente por los siglos de los siglos. El refrán no especula, no conjetura, no indaga y no arguye: establece la porfía y la contumacia
de los hechos, especialmente de la vida práctica. Quizás por ello se apoya en la rima, porque rima es repetición; es recurso poético que inculca e incide. (7)


El refrán es por tanto y desde nuestro punto de vista una comunicación de cultura, un continuador de las tradiciones y la historia de los pueblos, que se transmiten de familia en familia y de generación en generación, como habíamos dicho anteriormente, y que gracias a ellos han llegado hasta nuestros días, tantos hechos vivenciales y de sabiduría, con los cuales podemos y debemos enseñar y transmitir también los valores estéticos y éticos que ellos encierran en sí mismos. Por eso se torna tan importante la palabra comunicación, así como también la labor que en este sentido puede
desarrollarse a partir de los refranes en cuanto al trabajo social, visto este último, desde su sentido más abarcador, aplicándolo a la comunidad.


A los efectos de lograr un efectivo trabajo social en cualquier esfera, se hace inevitable tener en cuenta que si el mismo va dirigido a una comunidad humana determinada, se precisa entonces tener muy claro el criterio de comunidad. Sobre esto Ezequiel Ander–Egg señaló:


(....) Sin duda el término comunidad es uno de los más utilizados en las ciencias sociales; el término designa una amplísima gama de realidades. Desde un pequeño grupo pasando por el barrio, el pueblo, el municipio, la provincia, la nación, el continente, hasta llegar al conjunto de la humanidad [....]. Por último – y este, es el uso más frecuente – se emplea el término comunidad como sinónimo de sociedad. (8)



Por todo ello el trabajador social debe ser un individuo con conocimientos amplios sobre distintas disciplinas, ya que dentro de sus funciones se encuentra orientar, valorar, educar y comunicarse con esa comunidad con la que tiene que trabajar y a la cual, a través de los dichos y refranes también puede transformar y modificar.


Cuando hablamos de comunicación, simplemente nos imaginamos que es la acción de transmitir, o de hacer saber, de conversar, de escribirle a alguien para que se conozcan cuestiones importantes, pero en fin es hacer llegar un mensaje a otro u otros, por diferentes vías.
Sobre el concepto comunicación muchos han sido los autores que han dado su definición. De ellos hemos querido comentar el de Vicente González Castro:


La comunicación puede entenderse como intercambio, interrelación, como diálogo, como vida en sociedad, todo ello relacionado indisolublemente con las necesidades productivas de los hombres y no puede existir sin el lenguaje. Comunicación es pensamiento compartido y no puede existir pensamiento sin palabra. (9)


Todo ello nos demuestra que para que se establezca la comunicación debe haber una relación entre dos o más personas, y esto es justamente lo que debe lograr un trabajador social, que se produzca un proceso comunicativo de retroalimentación entre él como elemento transformador y la comunidad
con la cual esté trabajando para que de esta forma estos individuos se sientan motivados, tenidos en cuenta y confíen en esa persona que está ante ellos y que desde dentro, juntos, puede ser capaz de ayudarlos a su transformación en su desarrollo y a proponerse metas hacia lo desconocido.


Estamos entonces, a nuestro modo de ver en condiciones de plantear un asunto de significativa importancia en las categorías de la comunicación en el trabajo social: el refrán es un instrumento sencillo y simple, pero valioso, de utilidad semántica, que posee el trabajador social para llegar a
comunicarse de una forma más estrecha, funcional y atractiva con la población conque trabaje y a través de los cuales podrá transmitirle una mayor cultura, así como podrá desarrollar en ellos una mejor apropiación de valores estéticos y éticos que repercutirán en las futuras generaciones y lo agradecerán.


Una mirada a la colección del Refranero Español nos permitió llegar a la siguiente conclusión parcial; de 145 refranes tomados al azar, 62 son los más conocidos y no han sufrido modificaciones hasta nuestros días. De ellos exponemos algunos:
♦ Haz bien y no mires a quién.
♦ A río revuelto, ganancia de pescadores.
♦ Cada loco con su tema.
♦ El que mucho abarca, poco aprieta.
♦ La mona, aunque se vista de seda, mona se queda.
♦ Más vale maña que fuerza.
También en la citada obra aparecen refranes de los que no hay apropiación popular, sin embargo, estos poseen total vigencia y se adecuan perfectamente a nuestro modo de hablar actual, así como a nuestra idiosincrasia. Pongo ejemplos de ellos:
♦ Por las obras, no por el vestido, el hipócrita es conocido.
♦ Qué bonita es la vergüenza, mucho vale y poco cuesta.
♦ Salud y alegría belleza cría: atavío y afeite cuesta dinero y miente.
♦ En tu casa no tienes sardina, y en la ajena pides gallina.
♦ La mala llaga, sana; la mala fama, mata.
♦ Aunque seas prudente viejo, no desdeñes el consejo.


Como es conocido nuestra sociedad es una mezcla de culturas, en la cual la africana también aportó elementos importantes para utilidad del trabajo, como son los refranes yorubas recogidos por Martínez Furé en Poesía anónima africana, de los cuales expongo algunos ejemplos, que pueden
servir al trabajador social:
♦ Vivir con una persona humilde refresca la mente.
♦ Muchas palabras no llenan un cesto.
♦ El pensamiento de un lobo basta para matar una oveja.
♦ El que ha sembrado cien pedazos de ñame y dice que sembró doscientos, tendrá que comerse
sus mentiras cuando el ñame se le acabe.
♦ La aguja puede ser un objeto pequeño, pero, sin embargo, la gallina no puede tragársela.
♦ El proverbio es el caballo de la Palabra, cuando la Palabra se pierde es con ayuda del proverbio que se le vuelve a encontrar.


Y para terminar, en concordancia con la cultura yoruba, le recomiendo estas proposiciones, que son muestra también de cultura popular:
El que no sabe y sabe que no sabe es un estúpido, ¡Húyele!
El que no sabe y no sabe que no sabe es un ignorante, ¡Instrúyelo!
El que sabe y no sabe que sabe está dormido, ¡Despiértalo!
El que sabe que sabe y no hace alarde de lo que sabe es un sabio, ¡Síguelo!









BIBLIOGRAFIA


- Aladro Ruiz, Mabel: Tesis de Maestría en Trabajo Social. Incidencia del trabajo cultural en la
rehabilitación de pacientes psiquiátricos. Universidad de Camagüey. Dpto. de Marxismo Leninismo.
1998.
– Ander– Egg, Ezequiel: Metodología y práctica del desarrollo de la comunidad. Méjico. Editorial
Ateneo. 1974.
– González Castro, Vicente: Profesión: Comunicador. La Habana, Editorial Pablo de la Torriente.
1989.
– Maggi, Beatriz: La voz de la Escritura. La Habana, Cuba, Editorial Letras Cubanas. 1997.
- Martínez Furé, Rogelio: Poesía anónima africana. Instituto del Libro. La Habana, Cuba, 1968.
- Sáinz de Robles, Federico Carlos: Refranero Español. España, Aguilar, S.A. de Ediciones Madrid.
1950.






1
Federico Carlos Sáinz de Robles: Refranero Español, pág. 12.
2
Obra citada, pág. 17.
3
Obra citada, pág. 17.
4
Obra citada, pág.23.
5
Obra citada, pág.25.
6
Beatriz Maggi: La voz de la escritura, pág.26–27.
7
Obra citada, pág. 25.
8
Ezequiel Ander– Egg: Metodología y práctica del desarrollo de la comunidad, pág.43.
9
Vicente González Castro: Profesión: Comunicador, pág.3.